viernes, 12 de julio de 2019

CUENTO EL ZORRO Y EL CÓNDOR

ATUQWAN CONDORWAN
huk punchashi suruka llakiywa tiyahurka ñampinpi, Chaypishi awamanta uyarka shuk rimahushkata: —Kumpayni, aku fístama rishu. Suruka ali awama rikushpanshi rikurka kuntrullata rimarayakta.
Chaypishi chay suruka tapurka: —¿Maypitaya tiyan fistaka? —Awamami tiyan fistaka silupi —nishpanshi nirka chay kuntruka. Chaypiñashi suruka nirka: —Pushaway ñukatapas siluma. —Ari —nishpanshi kuntruka apirka washan-manta shillunwa sumakta. Chaymantañashi pawachirka siluma, rirkakunashi puyukunata pasashpa paktanankunakama siluma.
Chaypi paktak rishpankunashi suruka rikuk rirka tukuy kay allpapi pawashpa kawsak rikrayukunata fístapi kahukkunata. Tiyarkashi achka mikuna achka upyana tukuyshi karkakuna kushilla.
Chaypishi suruka yapa achka masatuta upyashpan macharka sumakta. Chaymantaka manañashi suruka atiparkachu upyanata ashwanta, puñurkañashi sumakta mishkita.
Ña fistaka tukurishpanshi kuntruka likchachirka suruta, manashi likcharir¬kachu puñurayashkanmanta. Kutishi kuntruka kamarka likchachinata ishkaynin kuti, nimashi chaypi likcharirkachu. Kimsaynin kutishi kuti likchachinata kamarka nishpan: —Kumpayni suru likchariyña ñami fistaka tukurishka. Akuna,
ña kutishu allpama. Nimashi chaypi likcharirkachu. Chayraykunashi kuntruka ña chapanata amishpan, kutimurka allpama.
Washanñashi likcharirka suruka puñurayashkanmanta. Chay-mantashi maskarka kuntruta, manashi tarirkachu. Mancharish-panshi kaparishpan maskarka. Mana tarinata atipashpanñashi yuyarírka imashna rurashpami uraykunka allpama. Chaymantashi maskarka shuk suni waskata, chayta warkushpan uraykunanpa.
Warkushkanwashañashi kallarirka uraykunata chay waskata. Ña chawpi waskapi rihushkanpishi rikurka shuk urituta kuchunta pawashpa rihukta. Chay-pishi suruka karairka chay uritu pawashpa rihukta. —Millaypa sinkayu sinkasapa —nishpanshi kamirka. Chasna nihukta uyashpanshi chay urituka pawashpa muyurimurka surupa waskan uraykuhukta mukunanpa.
Chaypishi suruka mañarka urituta nishpan: —Lusmanta uritu, ama waskay-nita mukupaychu. Chasna nishpanshi llakichirka puntiruka urituka. Ña karupi rihukta rikushpanshi kutikashka kamirka chasna nishpanllatata. Chayta uyash¬panshi urituka piñaywa kuti muyuri¬murka pawashpa surupa waskata muku¬nanpa wishkukta.
Chaypika ña manañashi llakichir-kachu. Chasna wishkukta mukushpan-ñashi chay urituka karata pawashpa rirka. Chaymantanashi suruka urmarka waskanka pitirishpan.
Awapi urmamuhushpanshi kaparirka allpapi runakuna kahukkunata nishpan: —¡Urmahunii! ¡Apiwaychi runakuna mana urmanaynipa wañukta! Chayta uyashpankunashi chay runakuna allpapi kahukkunaka llukshishpankuna kanchama tukuy rikurkakuna awama chay kaparihukta. Chaypishi rikurkakuna awapi surullata urmamuhukta. Manashi apirkakunachu suru kashkanrayku.
Chaypishi chay runakunaka alita suruta riksishpankuna nirkakuna: —Kay surumi mikupayan atallpanchikunata, tukuy kanirunchipa wawakunatapas —nishpankunashi pika pika rurashpa wichurkakuna. Chayllami kashka kay ishkaymanta kuntruka suruwa.

EL ZORRO Y EL CONDOR
Un día el zorro estaba muy triste mientras iba caminando por el sendero. Entonces escuchó a alguien que hablaba por encima de él;
—Compadre, venga y vayamos a una fiesta,
El zorro miró hacia arriba y todo lo que pudo ver fue sólo a un cóndor hablando.
Entonces el zorro preguntó:
—¿Dónde es la fiesta?
—La fiesta es arriba en los cielos —dijo el cóndor.
Entonces, el zorro dijo:
—Llevóme contigo a los cielos,
Al decir "sí", el cóndor lo asió fuertemente por la espalda con sus garras. Después de eso voló a los cielos y pasaron las nubes para llegar al ese lugar.
Cuando llegaron allí, el zorro fue y miró a todo lo que vuela con alas en esa tierra, que eran los que estaban en la fiesta, Había mucha comida, mucho para beber, todo el mundo estaba feliz.

Entonces, el zorro por beber mucho masato de veras se emborrachó. Por eso y por el hecho de que el zorro no podía, en realidad, beber mucho trago fue que cayó en un sueño dulce y profundo.
Cuando la fiesta terminó, el cóndor trató de levantar al zorro, pero no pudo des¬pertarlo de su sueño. El cóndor trató de levantario una segunda vez, pero ni aún así se des¬pertó. La tercera vez trató de despertarlo y levantarlo, diciendo:
—Compadre zorro, levántate, la fiesta ya se terminó, Vamos a regresar a la tierra.
Ni siquiera eso lo levantó. Por eso el cóndor se cansó de esperar y regresó a la tie¬rra.
Luego el zorro se levantó de dormir. Entonces, buscó al cóndor, pero no lo pudo encontrar, Eso lo asustó y empezó a buscarlo gritando, Ai no poder encontrarlo, pensó: "¿Qué puedo hacer para bajar a tierra?" Después de eso buscó una gran soga para atarla a algo y bajar en ella.
Después que la amarró empezó a bajar en esa soga. En una parte del camino, mientras estaba bajando en esa soga, vio un loro que volaba por las cercanías, Enton¬ces el zorro fastidió al loro que iba volando y le dijo:
—Tú, el de la nariz grande y fea,
Al escuchar decir esto, el loro que revoloteaba fue a morder la soga del zorro,
Entonces, el zorro le pidió:
—Por amor de Dios loro, no muerdas mi soga,
Al principio el loro estaba preocupado por él cuando dijo esto, Cuando el zorro vio al loro que se había ido lejos otra vez lo fastidió, diciéndole lo que había dicho an¬tes. Cuando el loro escuchó esto, se amargó y fue revoloteando hacia la soga del zorro para morderla y cortarla.
Esta vez no estaba preocupado por él, Así que habiendo mordido parte de la soga hasta lograr que se cayera, el loro se fue lejos volando. Entonces, el zorro cayó de la soga que había sido cortada.

CUENTO LOS TRES CERDITOS Y EL LOBO


LOS TRES CERDITOS Y EL LOBO

Había una vez tres cerditos que eran hermanos y se fueron por el mundo a conseguir fortuna. El más grande les dijo a sus hermanos que sería bueno que se pusieran a construir sus propias casas para estar protegidos. A los otros dos les pareció una buena idea, y se pusieron manos a la obra, cada uno construyó su casita. - La mía será de paja - dijo el más pequeño-, la paja es blanda y se puede sujetar con facilidad. Terminaré muy pronto y podré ir a jugar. El hermano mediano decidió que su casa sería de madera: - Puedo encontrar un montón de madera por los alrededores - explicó a sus hermanos, - Construiré mi casa en un santiamén con todos estos troncos y me iré también a jugar. Cuando las tres casitas estuvieron terminadas, los cerditos cantaban y bailaban en la puerta, felices por haber acabado con el problema: -¡Quién teme al Lobo Feroz, al Lobo, al Lobo! - ¡Quién teme al Lobo Feroz, al Lobo Feroz! Detrás de un árbol grande apareció el lobo, rugiendo de hambre y gritando: - Cerditos, ¡me los voy a comer! Cada uno se escondió en su casa, pensando que estaban a salvo, pero el Lobo Feroz se encaminó a la casita de paja del hermano pequeño y en la puerta aulló: - ¡Cerdito, ábreme la puerta! - No, no, no, no te voy a abrir. - Pues si no me abres... ¡Soplaré y soplaré y la casita derribaré! Y sopló con todas sus fuerzas, sopló y sopló y la casita de paja se vino abajo. El cerdito pequeño corrió lo más rápido que pudo y entró en la casa de madera del hermano mediano. - ¡Quién teme al Lobo Feroz, al Lobo, al Lobo! - ¡Quién teme al Lobo Feroz, al Lobo Feroz! - cantaban desde dentro los cerditos. De nuevo el Lobo, más enfurecido que antes al sentirse engañado, se colocó delante de la puerta y comenzó a soplar y soplar gruñendo: - ¡Cerditos, abridme la puerta! - No, no, no, no te vamos a abrir. - Pues si no me abrís... ¡Soplaré y soplaré y la casita derribaré! La madera crujió, y las paredes cayeron y los dos cerditos corrieron a refugiarse en la casa de ladrillo de su hermano mayor. - ¡Quién teme al Lobo Feroz, al Lobo, al Lobo! - ¡Quién teme al Lobo Feroz, al Lobo Feroz! - cantaban desde dentro los cerditos. El lobo estaba realmente enfadado y hambriento, y ahora deseaba comerse a los Tres Cerditos más que nunca, y frente a la puerta dijo: - ¡Cerditos, abridme la puerta! - No, no, no, no te vamos a abrir. - Pues si no me abrís... ¡Soplaré y soplaré y la casita derribaré! Y se puso a soplar tan fuerte como el viento de invierno. Sopló y sopló, pero la casita de ladrillos era muy resistente y no conseguía derribarla. Decidió trepar por la pared y entrar por la chimenea. Se deslizó hacia abajo... Y cayó en el caldero donde el cerdito mayor estaba hirviendo sopa de nabos. Escaldado y con el estómago vacío salió huyendo hacia el lago. Los cerditos no lo volvieron a ver. El mayor de ellos regañó a los otros dos por haber sido tan perezosos y poner en peligro sus propias vidas, y si algún día vais por el bosque y veis tres cerdos, sabréis que son los Tres Cerditos porque les gusta cantar: - ¡Quién teme al Lobo Feroz, al Lobo, al Lobo! - ¡Quién teme al Lobo Feroz, al Lobo Feroz!



CUENTO EL ZORRO Y EL CUY


EL ZORRO Y EL CUY

Alguien, un desconocido hacía destrozos en una chacra, de noche.
Esto sucedió hace mucho tiempo.
Las plantas amanecían rotas y a medio comer. Entonces, el dueño de la chacra construyó una trampa, la puso en el lugar adecuado y esperó atento, sin cerrar los ojos en ningún momento. A la media noche escuchó unos gritos; alguien había caído en la trampa.
Era un cuy grande y gordo. El dueño lo amarró a una estaca y regresó a su casa.
-Mañana temprano hiervan agua para pelar un cuy.
Almorzaremos cuyecito - les dijo a sus tres hijas, antes de irse a acostar.
El cuy, amarrado a la estaca, forcejeaba y mordía inútilmente la soga.
Y, así lo encontró un zorro que pasaba por allí.
- Compadre - le dijo el zorro - ¿Qué has hecho para que te tengan así?
-Ay, compadre, si supieras mi suerte -le dijo el cuy -.
Yo enamoraba a la hija más gorda del dueño de esta chacra y ahora él quiere que me case con ella. Pero esa joven ya no me gusta.
También quiere que aprenda a comer carne de gallina que a mí me da asco. Así le mintió el cuy. Después, haciéndose el sonso, exclamó el muy ladino: - Creo que a ti sí te gusta la carne de gallina. - A veces, le dijo el Zorro, también haciéndose el sonso. 
-¿Por qué entonces no me desatas y te pones en mi lugar? Así te casarás con una joven gorda y comerás carne de gallina todos los días. -Te haré ese favor, compadre - le dijo el zorro.
Al día siguiente, muy temprano, cuando el dueño de la chacra vino a llevarse al cuy, encontró al zorro.
- ¡Desgraciado! ¡Anoche eras cuy y ahora eres zorro! Igual te voy a zurrar - dijo el dueño dándole latigazos.
- ¡Sí me voy a casar con tu hija! ¡Te lo prometo! También te prometo que comeré carne de gallina todos los días- gritaba el zorro.
Al oír este atrevimiento, el dueño lo azotaba con más fuerza, hasta que en una tregua de la tunda, el zorro le explicó toda la mentira del cuy.
El dueño se puso a reír y después lo soltó, un tanto arrepentido de haber descargado su ira en otra persona. Desde ese día, el zorro comenzó a buscar al cuy. Quería cobrarse la revancha de todos los latigazos que recibió del chacarero.
Un día se topó con él y pensó que había llegado la hora de la venganza. El cuy, viendo que ya no podía huir se puso a empujar una enorme roca y el zorro se le acercó para cumplir su cometido; pero, el cuy reaccionó:
- Compadre zorro - le dijo - a tiempo has venido. Tienes que ayudarme a sostener esta roca.
La santa tierra se va a voltear y esta roca puede aplastarnos a todos. Al comienzo el zorro dudaba, pero la cara de asustado que ponía el cuy terminó por convencerlo.
Y empezó a ayudarlo, es decir, a sostener la gigantesca roca. Después de un rato, el cuy le dijo: - Compadre, mientras tú empujas yo voy a buscar una piedra grande o un palo para acuñar esta roca.



CUENTO EL RATÓN Y EL ÁGUILA


HUKUCHAMANTAWAN ANKAMANTAWAN
Huk p'unchawsi, anka tutamanta huk urqupi huk’uchawan
taripanakunku. Ankas huk'uchata tapurisqa: _¿Imatataq
rurachkanki? nispa. Huk'uchataqsi kayhinata kutichin:
_Ñuqaqa wawaykunapaqmi mikhunata apachkani. Hinaspas
ankaqa huk’uchata nisqa: _¡Yarqasqam kani!, Mikhusqaykim.
Huk’uchataqsi, mancharisqa kayhinata kutichin: _Amapuni,
ñuqata mikhuwaychu, wawaykunata qusqayki. Ankaqa,
_¡Chhiqachá! sunqun ukhullapi nisqa. Chayqa kusisqa, mana
payta mikhusqachu.
Hukuchaqa, qunqayllamantas, ankata kayhinata niykun:
_Haku purisun, wawaykunata, qumusayki. Hina ankataqa
purichin. Chaymantas, huk’uchaqa, qunqayllamanta, huk
tu'quman waykuyt'akun, hinas ankaqa nin: _¡Wawantachá
quwanqa!. Chaymanta, kusisqa, huk'uchata wawankunantinta
suyasqa. Manas huk'uchaqa rikhurimunchu, qhipa karu
t'uquntas lluqsirqapusqa. Ankaqa, t'uquq siminpis   
suyaykuchkan. Mana huk'ucha rikhurimuqtintaq ankaqa nin:
_Paytachari mikhuyman karqa nispa; _maypipis tarillasaqpunim
ñuqata yanqhalla q'utuykuwan: _wawayta qusayki nispa.
Chayta nispas hanaq pachaman ankaqa phawarikun.



EL RATÓN Y EL ÁGUILA
Dicen que un día, muy de madrugada, en la cumbre de un cerro un
águila se encontró con un ratón. Y dicen que el águila preguntó
al ratón: _¿Qué estás haciendo? Y el ratón le respondió así:
_Yo estoy llevando comida para mis hijos. El águila le dijo:
_¡Estoy hambriento! Te voy a comer. El ratón muy asustado le
dijo: _Por favor no me comas, te daré a mis hijos. El águila,
creyendo que era cierto, dejó libre al ratón.
De pronto, el ratón, le dice al águila: _Vamos te daré a mis
hijos.
De esta manera, hizo el ratón que el águila caminara junto a él.
De repente el ratón, se metió a un hueco y el águila se dijo:
_¡Me dará a sus hijos!. Y muy contento se puso a esperar al
ratón. Dicen que el ratón no apareció, ya que éste logró, escapar
del águila saliiéndose por otro hueco. Al ver que el ratón no
aparecía el águila molesto dijo: _Debí haberme comido al ratón,
pero en algún lugar lo encontraré y de todas maneras me lo
comeré; a mí nadie me engaña. Prometiéndose esto, el águila voló al cielo.

CUENTO EL ZORRO Y LA HUALLATA


EL ZORRO Y LA HUALLATA

(Cuento)Cierto día, una huallata seguida por sus polluelos caminaba orgullosapor la orilla de una laguna.La mamá zorra admirada, observaba la belleza de lahuallata y suspolluelos desde lejos. Acercándose a la mamá huallata leconversóde la siguiente manera: _Señora huallata, por favor, dígame ¿Porqué las patitas de sus pollitos son tan coloraditas?.La huallata llena de orgullo respondió: _Las patitas de mis hijitosson tan coloraditas porque yo las he tostado en ceniza yfuegodentro de un horno. Tú también hornea a tus hijos, para que suspiececitossean coloraditos. Cuando escuches que revientan vas adecir: ¡ay!, ¡ay!, ¡ay!.Lazorra creyendo que era cierto regresó corriendo a su casa yhorneó a sus cachorros y cuando el fuego crepitaba, elladecía_¡ay!, ¡ay!, ¡ay!, tal como había sido instruida por la huallata. Pero alsacarlas del horno los cachoritos seencontraban completamentechamuscados; la zorra lanzó un alarido de susto e inmediatamentese echó a buscar a lahuallata, diciendo: _¿Dónde está esa huallata?Y corrió hacia la laguna en su búsqueda. La huallata al verla se fuealcentro de la laguna. La zorra queriendo atrapar a la huallatacomenzó a beber el agua de la laguna y de tanta boconada de aguamurió. Así, de esta manera, la huallata se burló de la mamá zorra.

ATUQMANTAWAN WALLATAMANTAWAN

Huk p'unchawsi wallata irqinkuna chupaykusqa qucha patapi puriykachaq

kasqa. Mama atuqtaqsi, wallatata irqinkunatawan munapayaspa qhawasqa.
Chaymantas, mama wallataman chimpaykuspa, kayhinata rimapayaykun:
_Mamay wallata, ¡Ama hinachu kay!. Willariway. ¿Imaraykutaq
wawachaykikunaq chakin munay pukaniraq?. Wallatataq, pay tukusqallaña,
atuqta nin: _Wawachaykunaq pukaniraq chakichankunaqa, pari hallp'api, thullpa
ukhupi wathiyasqaraykun. Qampis uñachaykikunata, munay chakichayuq
kanankupaq wathiyarquy; t’uqyaqtintaq: ¡ay!, ¡ay!, ¡ay! nispa ninki. Atuqqa
kusisqas: chhiqachá nispa wasinman, phawaylla kutin. Hinas uñankunata, pari
hallp'a thullpa ukhupi wathiyarqun, t’uqyaqta uyarispataq _¡ay!, ¡ay!, ¡ay! nispa nisqa. Hinas, h u r n uma n t a u ñ
a n k u n a t a y a n a l l a t a ñ a h u r q u s q a ; mancharikuymantas atuqqa qhaparin hinamanta nin _¡Maypitaq
chay wallatari! nispa qucha patata utqalla purin. Wallataqa atuqta rikuspas qucha chawpiman waykuytakusqa.
Hinas atuqqa wallatata hap'iyta munaspa unuta upyayta qallarin, sinchi muqch'isqanmantas wañuyninta tarin.
Kayhinatas wallataqa, atuqta q'uqaykusqa.

CUENTO EL ZORRO Y LA GALLINA


EL ZORRO Y LA GALLINA 
Érase una vez un zorrito muy amable. Se llamada Huayra y siempre estaba dispuesto a ayudar a cualquiera que  se hubiese metido en problemas.
Un día que paseaba por el campo, encontró a un pollito que lloraba amargamente.
¿Qué te pasa, pequeño amigo? – le preguntó Huayra.
El pollito tembló de miedo al ver al zorrito, pues los zorros tienen la fama de comer gallinas y pollitos pequeños como él.
No te comeré, solo te quiero ayudar. ¿Cómo te llamas y porqué lloras? – le preguntó el zorro al pollito.
Me llamo Benito. Me he perdido y no sé cómo regresar a casa – contestó el pollito, secando sus lágrimas.
No preocupes, pequeño: yo te ayudaré – y diciendo esto, Huayra ayudó a Benito a trepar a su lomo.
Caminaron y caminaron, hasta que llegaron a la granja. Benito le dio las gracias a Huayra por haberlo ayudado a encontrar a su casa.
Al día siguiente, cuando los pollitos y gallinas salieron a pasear, escucharon a alguien que se quejaba de dolor. ¡Era el pobre Huayra, que había caído en una trampa para zorros!
Las gallinas dijeron:
¡Mira! ¡Seguro que cayó en la trampa cuando trataba de robas alguna gallina!
¡Alto en ahí! Él es mi amigo. Me ayudó a encontrar el camino de regreso a casa cuando me perdí.
Entonces, las gallinas se miraron unas a otras y decidieron ayudar al zorro.
Cuando Huayra se liberó, fue corriendo a abrazar a Benito para agradecerle.
El pollito le dijo:
No tienes nada que agradecer: los amigos están para ayudarse.
Así que, desde ese momento, los dos amigos siempre juegan juntos y las gallinas ya se acostumbraron a ver a Huayra paseándose tranquilamente por el gallinero.